La intuición de los niños guarda una sabiduría que los adultos muchas veces olvidamos. Hace poco vivimos en casa una experiencia que me recordó lo mucho que tenemos que aprender de ellos. Nuestra perrita Nika se perdió durante tres días. Fueron días largos, llenos de búsqueda, llamadas, incertidumbre y tristeza.
Yo había perdido la esperanza de encontrarla. En mi mente, lo más probable era que algo malo hubiera pasado. La culpa nos invadía de saber que, por un descuido de cinco segundos, Nika no estaba con nosotros.
Pero mi hijo, de 9 años, desde el primer momento, me dijo algo con una serenidad que me sorprendió:
“Mamá, no te preocupes. Nika está bien. Está con una familia que la cuida. Pronto volverá.”
La intuición de los niños y la fe que no se apaga
Admito que dudé. Yo, adulta, llena de razonamientos y miedos, me había desconectado de esa voz interior que no grita, pero que susurra certezas. Él, en cambio, conservó intacta su fe y siguió tranquilo, seguro de lo que sentía.
Mientras yo intentaba controlar la situación desde la lógica, él permanecía confiando plenamente en lo que sentía. No era optimismo ingenuo: era intuición. Esa certeza silenciosa que los niños tienen, esa conexión con la vida que a nosotros, los adultos, se nos va apagando entre prisas, razones y desconfianzas.
Al tercer día, sonó el teléfono. Una familia había encontrado a Nika y la había cuidado con cariño hasta poder comunicarse con nosotros. Habíamos aprovechado las redes sociales para intensificar la búsqueda. Nika estaba perfectamente bien, tal como mi hijo había dicho desde el principio.
Cuando la intuición guía el corazón
La pareja que la cuidó confirmó que yo era la dueña, pues no querían dársela a cualquiera. Cuando vieron la reacción de Nika al reencontrarse con nosotros, se llenaron de alegría junto a nosotros. No aceptaron ninguna recompensa económica; solo me dijeron: “Estamos muy felices de que Nika haya vuelto con su familia.”
Ese día entendí algo profundo: las mascotas llegan a nuestra vida con un propósito genuino de dar amor.
Además, comprendí que la intuición de los niños no es imaginación ni casualidad. Es una forma de sabiduría profunda, una sensibilidad natural que ellos aún conservan porque viven desde el corazón y la pureza de su alma. No desde el miedo o la desconfianza.
Ellos confían, sienten y dejan que la vida les hable. Nosotros, en cambio, solemos tapar esa voz interior con razones, estadísticas y preocupaciones. Pero basta observarlos para recordar que la vida tiene su propio orden. La intuición de los niños —esa certeza que no se explica, pero se siente— sigue viva en nosotros si aprendemos a escucharla.
La intuición de los niños en la educación consciente
¿Qué tiene que ver todo esto con la educación, las fundaciones y quienes queremos transformar el mundo?
Todo.
La intuición de los niños es una herramienta poderosa que las niñas y niños que participan en nuestro programa EAE (Escucha, Aprende, Evoluciona) traen consigo. Es esa capacidad de confiar, de soñar, de mirar el futuro sin miedo a la vida.
Lamentablemente, muchas veces el entorno, la adversidad o la falta de recursos hacen que esa voz interior se apague demasiado pronto.
Cómo fortalecemos la intuición a través de la educación consciente
En Altruism Now trabajamos día a día para fortalecer, cuidar y potenciar esa intuición, esa confianza y ese brillo natural que los niños y jóvenes llevan dentro.
Lo hacemos con educación consciente: espacios seguros donde aprenden a escuchar sus emociones, a confiar en sí mismos, a soñar y construir sin miedo.
Los resultados son historias vivas de resiliencia y transformación:
niños que superan barreras, jóvenes que se atreven a liderar, familias que encuentran nuevas esperanzas.
¿Quieres sumar tu talento, tus recursos o tu experiencia?
En Altruism Now abrimos puertas y corazones para construir, junto a ti, un futuro donde la intuición de los niños sea siempre una luz que nadie apague.
✍️ María Luisa Cardona B.
Coordinadora Admon & RRHH,
Altruism Now
