
Hoy, para muchos, comienza oficialmente el año laboral. Volvemos a las rutinas, a los proyectos, a las metas. Es el momento perfecto para reflexionar no solo en lo que queremos lograr, sino en cómo queremos vivir mientras lo hacemos.
Arrancamos el año con la frase de rigor: “Feliz Año Nuevo”. Nos deseamos felicidad como si fuera un regalo envuelto en papel brillante, listo para ser desatado con la llegada de enero. Pero ¿qué significa a nivel inconsciente? ¿Cómo percibimos el significado de felicidad? Y más importante aún, ¿estamos persiguiendo la felicidad de la manera correcta?
¿Es por el subidón por conseguir ese objetivo? ¿El nuevo negocio o ascenso? ¿Más ingresos? ¿Es ese nuevo celular, reloj o carro del año?
Resulta que la definición literal de felicidad es “estado de grata satisfacción espiritual y física”. ¡Curioso! No dice nada sobre KPIs, objetivos SMART o la última adquisición material.
En el mundo corporativo, la felicidad parece haberse convertido en un KPI. Está ligada a logros externos: alcanzar metas financieras, cerrar contratos importantes, comprar cosas materiales o cumplir con una lista interminable de propósitos. 🤔
Parece que hemos confundido la “pursuit of happiness” búsqueda de la felicidad con la “pursuit of achievements” la búsqueda de logros. La mayoría de países han sido influenciados por la potencia y gracias a que lo incluyeron en la Declaración de Independencia de EE.UU. en 1776, nos hemos adentrado en una confusión que nos ha durado solo… ¡247 años! 🇺🇸 Es como si hubiéramos confundido el “hacer” con el “ser”.
Como líderes empresariales, estamos acostumbrados a establecer objetivos claros y medibles.
Excelente, ¿qué tal si este 2025 alineamos esas metas externas con las metas internas que cultiven una felicidad más auténtica y sostenible? Aquí algunas áreas a nivel personal que podemos revisar inspiradas en el trabajo del Dr. Gabor Maté (ese famoso autor y médico húngaro que nos hace replantearnos todo):

Autenticidad y autoexpresión Dejemos de usar máscaras para agradar a los demás, llevamos años buscando ser reconocidos. “RECONOCETE A TI MISMO”, puedes hacerte preguntas como:
- ¿Soy capaz de jugar, bailar, cantar y reír espontáneamente?
- ¿Qué partes de mí mismo he estado suprimiendo o ignorando par ser aceptado o reconocido?
- ¿Qué me gustaría decir, pero no me atrevo?
- ¿Estoy diciendo “sí” cuando en realidad quiero decir “no”?
- ¿Qué deseo verdaderamente, cómo puedo ser más compasivo conmigo mismo hoy?
Conexión con nuestras emociones En lugar de ignorar o reprimir lo que sentimos, aprendamos a escucharnos. Esto no es debilidad; es fortaleza emocional:
- ¿Qué siento y dónde está esta emoción en mi cuerpo?
- ¿Qué idea viene a la mente con esta emoción?
- ¿Esta emoción viene del presente o se conecta con algo del pasado?
- ¿Qué puedo aprender de lo que estoy sintiendo ahora mismo?
Sanación del trauma y patrones familiares Todos cargamos heridas del pasado que influyen en cómo vivimos y lideramos. Sanarlas no solo mejora nuestra calidad de vida; también nos convierte en líderes más empáticos y conscientes.
- ¿Qué me duele profundamente cuando pienso en mi infancia?
- ¿Que reacciones e ideas noto cuando siento frustración?
- ¿Qué me dice mi cuerpo cuando estoy estresado o ansioso?
- ¿Qué creencias limitantes cargo de mi familia? Ejemplo: Soy ave nocturna, tengo mala memoria, estamos enfermos, etc.
Relaciones auténticas En las empresas muchas veces invertimos demasiada energía en relaciones por conveniencia. Podríamos soltar vínculos superficiales para dar espacio a relaciones más profundas.
- ¿Soy honesto conmigo mismo y con esta persona, o simplemente busco ser aceptado?
- ¿Estoy sacrificando mi autenticidad en esta relación?
- ¿Qué patrones del pasado influyen en cómo me relaciono aquí?
- ¿Acepto a esta persona tal como es?
- ¿Qué necesito expresar que he estado guardando?
Autoestima genuina Podemos redefinir nuestro valor personal desde adentro, sin depender de la validación externa o los logros profesionales. En este punto tenemos mucha tela por cortar, en el próximo artículo analizaremos la autoestima contingente vs. la autoestima genuina.
Este 2025 podemos seguir deseándonos “Feliz año nuevo“, pero hagámoslo con una nueva intención: cuestionar qué significa realmente ser felices y cómo podemos cultivar esa felicidad desde adentro hacia afuera. Llenemos nuestro corazón de alegrías con juego, baile, canto, arte y vivencias con las personas correctas. Tal vez en el camino descubrimos que no necesitamos más cosas materiales, ni más logros para ser felices; tal vez lo que necesitamos es reconectarnos con quienes realmente somos y disfrutar de la vida sin importar los resultados de las metas.
¿Cuéntame cuál de estas áreas te resuena?