¿Y Si la naturaleza fuera la mejor estrategia empresarial?

Doce mil millones de días laborales se pierden cada año debido a la depresión, la ansiedad y el estrés, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estos problemas de salud mental cuestan a la economía global un asombroso billón de dólares anualmente debido a la pérdida de productividad.

Pero, ¿qué tiene que ver esto con la naturaleza? Mucho más de lo que podrías imaginar.

Imagina un mundo donde el susurro de las hojas es reemplazado por el estruendo de las máquinas de construcción en Nueva York, donde el aroma de los pinos es opacado por el humo de los buses en Bogotá, y donde el canto de los pájaros es ahogado por las bocinas de los carros en la Ciudad de México. Esto no es una distopía futurista; es nuestra realidad diaria.

Es como si hubiéramos decidido jugar al Tetris con edificios, olvidando que necesitamos espacio para respirar. Pero aquí está el problema: nuestros cuerpos y mentes no están diseñados para vivir desconectados del mundo natural.

Te comparto una anécdota que cambio mi vida y mi estilo de liderazgo. Hace un año y medio un accidente absurdo me perforó un pulmón (Neumotorax traumático), los doctores tenían un plan claro: cortar un cuarto de mi pulmón derecho, pues estaba muy afectado.

Aparentemente, era la única solución para poder volver a tomar aviones. Un día, las 3:00 a. m., justo antes de la cirugía, en meditación, una suave voz en mi pecho susurraba: “te vas a sanar de forma natural, no te dejes hacer la cirugía”. Sé que te sonará loco pero así fue.

La madre tierra, Dios o el universo, tenía otros planes.

Gracias a hermosas personas, medicina ancestral, descanso, caminar descalza en el pasto, tomar el sol todos los días; mi pulmón poco a poco se empezó a recuperar hasta que dos meses después los doctores no podían explicar el resultado de los exámenes, mi pulmón se había recuperado por completo.

Esta experiencia me hizo darme cuenta de que nuestros cuerpos son como pequeños ecosistemas. Si les damos el entorno adecuado, pueden hacer maravillas. Es como tener todas las vacunas y medicinas dentro, cuando entramos en contacto con la naturaleza, se activan.

Pero, ¿cómo aplicamos esto al liderazgo? Bueno, en mi equipo hemos comenzado a incentivar la conexión con la naturaleza. Caminar al aire libre, cuando se puede hacerlo descalzos en el pasto, abrazar  árboles…

No se trata solo de anécdotas personales; la ciencia lo respalda. Estudios realizados por Harvard y Cambridge han demostrado que pasar tiempo en espacios verdes reduce significativamente los niveles de estrés, mejora el estado de ánimo y disminuye el riesgo de trastornos psiquiátricos. Incluso mirar plantas o recibir luz natural puede mejorar la productividad y reducir síntomas de ansiedad.

La desconexión con la naturaleza tiene efectos reales en nuestro sistema nervioso. Según la American Psychological Association, estar rodeados únicamente por entornos urbanos puede sobrecargar nuestro sistema nervioso, aumentando los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y afectando nuestra capacidad para concentrarnos o relajarnos.

Por otro lado, actividades simples como caminar al aire libre o practicar “grounding” (caminar descalzo) pueden equilibrar nuestro sistema nervioso autónomo, reducir la presión arterial e incluso mejorar nuestro sueño al regular nuestros ritmos circadianos.

Es como si el verde fuera el nuevo Prozac, pero sin efectos secundarios y con una experiencia más enriquecedora.

Hace apenas unas generaciones, vivíamos en armonía con la tierra. Ahora, vivimos en una jungla de cemento y acero, rodeados de tecnología y ruido constante.

Te desafío, ¿Con qué te comprometes por tu salud?

  1. ¿Cuántas veces en el mes puedes tomar un momento para caminar descalzo en el pasto o abrazar un árbol?
  2. ¿Cómo podríais incorporar la naturaleza en vuestra rutina diaria? Quizás podrías tener una planta en tu escritorio.
  3. ¿Qué cambios podrías hacer en tu entorno laboral para fomentar una cultura más conectada con la naturaleza? ¿Reuniones al aire libre? ¿Un jardín en la azotea? ¿Un bosque en miniatura en la sala de juntas?

La naturaleza no es solo un lugar para relajarse; es una herramienta poderosa para mejorar nuestro liderazgo y nuestra salud. Al conectar con ella, podemos ser líderes más sanos, creativos y efectivos. Y quién sabe, tal vez incluso aprendamos a comunicarnos tan eficientemente como las hormigas y mejorar el trabajo en equipo.

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